El cuento que hicimos en Comillas. Yo, Mirtes e Marta...
El ogro
Érase una vez un ogro llamado Bartolomeo. Vivía en la ciudad "Igualdad". Como era muy, muy feo, todos le daban la espalda. En las casas, la gente siempre inventaba historias sobre él. Algunos decían que había nacido tan feo que, en el alumbramiento, mató a sus padres y al médico de espanto. Otros, que se quedara feo después de romper un espejo hechizado. En verdad, era feo pero bondadoso. Sus padres murieran en una noche fría de invierno. No tenía hermanos tampoco pareja; así, vivía solo.
Pero, un día, hubo un gran hecho en Igualdad. El alcalde decidió ofrecer internet gratis a todos los habitantes. Sí, nuestro ogro es ogro pero vive en una época moderna. Así, Bartolomeo se puso a descubrir el mundo, otras ciudades, otros pueblos. Empezó a compartir ideas y sentimientos en chats, bloques y foros, hasta que conoció a Regina, una guapa brasileña. Cambiaran correos electrónicos y muchos mensajes hasta que se enamoraran virtualmente. Regina nunca lo había visto, pero lo amaba.
Un día, Regina dijo a Bartolomeo: “Estoy de vacaciones y me gustaría conocerte. ¿Qué piensas?”. Bartolomeo se quedó muy sorprendido: ¿Cómo un ogro se presentaría a una chica tan bella?”. Intentó cambiar de tema pero sin éxito. Regina insistió: “O te conozco ahora o nunca más”. Bartolomeo decidió enfrentar la realidad. Cogió un espejo y, mientras se miraba, decía: “Ella me ama, ella me ama, ella me ama…” Acordó con Regina un paseo en barco.
Y llegó el gran día. Bartolomeo se puso en la marina con un cartel. Cuando ella le miró, se puso a gritar y echó a correr asustada.
Colorín colorado,
El ogro fue abandonado
Y el conto se ha acabado.
